Durante la semana del 15 al 21 de mayo, se trabaja en la lucha por los derechos de los cuerpos gestantes, niños y niñas recién nacidas y sus familias, al momento del parto y el puerperio. Este año, la conmemoración se realiza bajo el lema “Salud es parir libre de violencias” haciendo hincapié en la atención basada en la escucha, la confianza, la intimidad y el respeto por la identidad de género, sexualidad, corporalidad y cultura.
Esta iniciativa, nace en el año 2004, a través de la Asociación Francesa por el Parto Respetado, receptada por la OMS en el mismo año, y en Argentina se sanciona la Ley 25.929, la que reglamentada en el año 2015.
¿De qué hablamos cuándo hablamos de parto respetado? Las mujeres y personas gestantes que se dirigen al Sistema de Salud al momento del parto, y con posterioridad en el puerperio, tienen derecho fundamentalmente a recibir información, a decidir libremente en la forma y posición de parir, a ser tratada con respeto y sin discriminación por el motivo que fuera.
Asimismo, es fundamental que se pondere el deseo de la madre, si desea o no estar acompañada en el momento del parto, y en caso de ser necesario realizar intervenciones médicas durante o después del parto, informarle de lo que se le va a realizar, el por qué de la intervención y las consecuencias.
Otro de los derechos fundamentales que deben ser respetados, es que la mamá tenga a su lado a su hijo o hija recién nacido durante su permanencia en el establecimiento sanitario.
Por su parte, los recién nacido/as también tienen derecho a estar en contacto con su madre desde el primer momento y a ser alimentados con leche materna sin interferencias. Asimismo, deben ser tratados de forma respetuosa y digna, contar con inequívoca identificación y a no ser sometido/as a ningún examen o intervención cuyo propósito sea de investigación o docencia.
Tienen derecho a que sus padres reciban el necesario asesoramiento e información sobre los cuidados y pautas a tener en cuenta para su crecimiento y desarrollo, así como sobre su plan de vacunación.
La implementación de la ley y el acceso de la población, especialmente de los grupos vulnerables, a servicios que brindan una atención humanizada constituyen los indicadores que mejor reflejan la voluntad y decisión política de los gobiernos a velar por los derechos de la mujer y su hijo o hija en un momento tan particular, y fundamentalmente, un área de la salud que necesita de formación en derechos relativos al parto, para desterrar de una vez y para siempre la vulneración de derechos, y por el contrario, darle un marco más humanitario y respetuoso.
Para ahondar en el tema, nos pusimos en contacto con la Lic. En Obstetricia, Brenda Lagana, quien desde hace muchos años se especializa en esta profesión, y brega arduamente por los derechos de las personas gestantes y los niños y niñas recién nacidos/as.
Les compartimos esta conclusión de Brenda que invita a reflexionar en particular durante esta semana y todos los días: “Parto respetado es un parto donde la mujer es protagonista, puede elegir, se siente segura, informada y confía en su cuerpo, y el profesional que la atiende, respeta la fisiología, conoce los riesgos de las intervenciones y no las practica de forma injustificada, sabe escuchar, y detectar si hay algún problema e informarlo de manera clara. El respeto va más allá del trato cariñoso hacia la mujer. Violencia obstétrica es no respetar nuestros cuerpos, nuestros tiempos, a nuestros bebés y a la fisiología de nuestros partos. Independientemente de cómo finalice el parto si la mujer siente que fue la protagonista y que el parto fue suyo y de su bebé, ahí estamos hablando de nacimientos respetados. La manera de que esto vaya cambiando cada vez más es a medida que haya más y más parteras defendiendo derechos y ampliando el poder y la libertad de las mujeres al parir, porque sabemos que el poder lo tienen las mujeres pero si son acompañadas respetuosa y amorosamente por parteras que además tienen conocimiento científico todo puede fluir mejor”.
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